Pensar en lo distinto, en lo diferente, en lo desigual, implica asumir nuevas estrategias discursivas, donde novia sea novio, madre sea padre, y así hasta el punto infinito que nos permita la imaginación trazar en estas nuevas combinaciones de identidades, nuevas formas de ser-siendo. MONOPARENTAL navega con estas disyuntivas, donde nadie sabe quien es hijo de quien, pero todos son familia; familia ensamblada, prestada, armada, o como queramos llamarla, pero familia al fin. Navega pero no naufraga, porque coloca en el centro del debate cuestiones latentes, y desde ahí proyecta nuevos horizontes a los que deberemos arribar prontamente. Entonces inmediatamente nos preguntamos ¿qué de femenino y/o masculino tenemos? ¿cómo se define la maternidad? Y a caso la ¿paternidad? ¿Desde que orden, género, familia y especie construimos nuestros afectos parentales? En estos territorios habita MONOPARENTAL, donde las nuevas listas para la escuela detalle sin contorno, la potencia de la pura diferencia.
Lo que está en posición de quiebre aquí, es entonces la noción de identidad, la cual sirve para indicar el punto de unión que existe entre las prácticas y discursos que nos disponen como sujetos sociales de discursos particulares; los procesos que fundan subjetividades nos erigen como sujetos que pueden ser “hablados”. Sobre ello nos proponemos hacerlo. “Las identidades son entonces puntos de sujeción temporarios a las posiciones de sujeto que las prácticas discursivas construyen para nosotros” (Hall)
“Sabrina: Hagamos una lista que sea ‘animales hombres que no tienen alma’… pero mamá hablaba de ¿hombres hombres, hombres mujeres u hombres en general?
Matías: ¡Y que se yo!
Sabrina: ¡Inauguremos tres por las dudas!
Matías: ¡Dale!
Sabrina: ¿Vos me querés?
Matías: Si, estúpida.”
Lo que está en posición de quiebre aquí, es entonces la noción de identidad, la cual sirve para indicar el punto de unión que existe entre las prácticas y discursos que nos disponen como sujetos sociales de discursos particulares; los procesos que fundan subjetividades nos erigen como sujetos que pueden ser “hablados”. Sobre ello nos proponemos hacerlo. “Las identidades son entonces puntos de sujeción temporarios a las posiciones de sujeto que las prácticas discursivas construyen para nosotros” (Hall)
“Sabrina: Hagamos una lista que sea ‘animales hombres que no tienen alma’… pero mamá hablaba de ¿hombres hombres, hombres mujeres u hombres en general?
Matías: ¡Y que se yo!
Sabrina: ¡Inauguremos tres por las dudas!
Matías: ¡Dale!
Sabrina: ¿Vos me querés?
Matías: Si, estúpida.”
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